CIEN AÑOS DE SOLEDAD
En el transcurso de esta novela del premio nobel Gabriel García Marquéz, todos sus protagonistas parecen que están predestinados a soportar la soledad, como un presagio irrevocable que emerge en cada historia de los personajes que conforman la familia Buendía y demás. El pueblo llamado mágicamente Macondo, está suspendido en el tiempo, inerte y aislado de la modernidad, siempre a la expectativa del arribo de los gitanos que traían consigo los inventos. El aire de este terruno está enrarecido con el olvido, el cual forma parte implícita de los sucesos trágicos recurrentes en la historia de la obra en mención.
Destacadamente se hace notoria la soledad en el coronel Aureliano Buendía, ya que su duro carácter lo hacía inhábil para expresar el amor desencadenando su partida a la guerra a la par de dejar críos por unos cuantos sitios de madres diferentes. En alguna ocasión trazó un círculo de tres metros a su alrededor para evitar que se le acercarán; metafora del límite con el cuerpo que se maneja en algunas sociedades, contaminado por las pulsiones más bajas como son el egoísmo, el odio, la envidia y el ego exacerbado que nos aleja del Otro. En otro apartado del libro intenta terminar con su vida disparándose en el pecho para no tener que soportar la incertidumbre del futuro, con tan pésima suerte que no cumple su objetivo y pasa su senectud en el laboratorio de alquimia creando pececitos de oro que destruye y vuelve a hacer, en un pacto que siempre sale perdiendo y sobre todo si se enfrenta a la soledad.
Analizando la obra de "Gabo" hallamos personajes relacionados con la soledad como el fundador de Macondo, José Arcadio Buendía, quién después de muchos infortunio muere solo, atado a la corteza de un viejo roble. Ursula, a la que le llega la soledad en forma de penumbra al apagarsele esos dos preciados órganos como son los ojos, sin la magia que nos proporcionan para conocer el mundo a través de ellos, sumado a esto vive su vejez sumida en esta tragedia; José Arcadio (hijo del fundador) y Rebeca, quienes se marchan a habitar solos en otro hogar, víctimas de esa sociedad en la época que describe la novela, señalando con ese dedo incriminatorio al vociferar la palabra "deshonra" cuando una pareja intenta formar familia sin contraer nupcias. Amaranta, siendo desgraciada en el amor muere soltera al no hallar el hombre que le brinde esa cosa llamada amor, descendiendo al sepulcro virgen sin que su cuerpo halla probado las delicias del placer y la pasión. Gerineldo Marquéz, en la historia espera una pensión que nunca llega y el amor de Amaranta (éste hecho me hace recordar la espera en soledad a pesar de que contaba con una compañera del coronel en "El coronel no tiene quién le escriba" del autor en mención. Otro personaje trágico es Pietro Crespi, éste se suicida ante el rechazo de Amaranta; punición contra sí mismo que es muy común en esta sociedad moderna, fabricante de suicidas. Errores del sistema que derivan en desgracias ó como en el caso de Pietri imposibilidad de soportar el abandono, la falta de afecto y de la familia.
Siguiendo con la descipción de estos funestos personajes que conforman el entramado de "Cien años de soledad," nos topamos con José Arcadio Segundo, quién después de ver un fusilamiento nunca tuvo relación con nadie y pasó sus últimos años encerrado en el cuarto de Melquíades. Fernanda del Carpio, desde muy pequeña fué criada para ser reina y la primera vez que sale de su casa es a los 12 años de edad; esto es muy particular en los núcleos familiares basados en una educación estricta, en ocasiones con matices de religiosidad, que convierten a cualesquiera de sus miembros en seres castrados, reprimidos en soledad, sin voz ni voto alguno. Por último destacamos a Remedios Buendía, enviada a un convento en contra de su voluntad pero completamente resignada luego de la muerte de Mauricio Babilonia condenandose al eterno silencio; este comportamiento hace parte de una melancolía súbita, anexa al entorno en que se enclautró el personaje; ella y otros protagonistas de la novela sufren las consecuencias del abandono y la soledad.
A modo de colofones podríamos decir que una de las razones por la cuales terminan solos y frustados los personajes descritos es la incapacidad de amar o sus perjuicios, al parecer la estirpe estaba condenada a cien años de soledad, como una maldición que impidia que el amor se consumase trayendo la felicidad y no la tragedia. La soledad se hace presente en todas las generaciones de los habitantes que forman el marco historico del libro: El suicidio, el desamor, la traición, el ansia de libertad, el rencor, la pasión, el acercamiento a lo indebido entre otros; son factores que a lo largo de la obra cambia la perspectiva de muchos, dandonos a entender que en este mundo vivimos y morimos solos.
domingo, 28 de marzo de 2010
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